María Penela,
Eduardo Smet

Los comienzos de La aventura del saber: Etapa 1992-1994

 

Jordi García Candau y Alfredo Pérez Rubalcaba
  Alfredo Pérez Rubalcaba

Y, finalmente, a primeros de julio de 1992, Jordi García Candau y Alfredo Pérez Rubalcaba rubrican el Convenio de Cooperación entre el Ente Público Radiotelevisión Española y el Ministerio de Educación y Ciencia para la Producción de Programas Educativos de Televisión. En virtud de este importante acuerdo, no sólo se hace posible la emisión diaria de un programa de carácter netamente educativo - La aventura del saber -, sino que se crea un complejo entramado con la intención explícita de asegurar la continuidad y el éxito de la iniciativa, y dejar el camino abierto a futuros y más ambiciosos desarrollos. Según los términos del Convenio suscrito por ambas instituciones, Televisión educativa: La aventura del saber" constituirá un programa de educación no formal en el que intervendrán los siguientes elementos: a) un dispositivo de diseño y producción de espacios audiovisuales de educación y divulgación, b) una emisión de televisión, y c) un sistema permanente de evaluación y corrección de la eficacia de los diferentes procesos en marcha.

La filosofía que anima el espíritu de La aventura consiste en “desarrollar y potenciar la televisión como instrumento de formación y educación, tanto del espectador presencial del espacio como de aquél que grabe las emisiones para su posterior utilización”.

El Convenio plantea asimismo una triple finalidad de la emisión:

  1. “Establecer una oferta educativa no formal dirigida a telespectadores jóvenes y adultos, que mejore su cultura básica y les acerque al conocimiento de aquellas cuestiones necesarias para un desenvolvimiento autónomo en la vida cotidiana”.

  2. “Contribuir a la mejora de las actuaciones educativas del sistema formal mediante documentos audiovisuales y estrategias de utilización de los mismos”.

  3. “Dar a conocer la Reforma del Sistema Educativo a los miembros de la comunidad educativa y al conjunto de la sociedad”

La audiencia potencial de la franja horaria matinal de La aventura del saber está compuesta por amas de casa, jóvenes que han terminado el período escolar obligatorio, personas mayores, trabajadores en baja temporal y personas en paro; no obstante, son espectadores potenciales del espacio el alumnado y profesorado de todos los niveles educativos no universitarios que podrán utilizar los contenidos del mismo en función de sus necesidades e intereses.

En conclusión, La aventura del saber responde a tres objetivos básicos:

  1. La voluntad de TVE de promover la difusión de una franja de televisión educativa que contribuya a la realización del servicio público que le tiene encomendado su actual ordenamiento jurídico.

  2. El deseo del MEC de hacer llegar a la ciudadanía la información precisa sobre el desarrollo del Sistema Educativo.

  3. La necesidad del Sistema Educativo de reformar y modernizar sus procedimientos con la introducción de los medios audiovisuales en la enseñanza y en la educación no formal.

Los firmantes del Convenio determinan que La aventura del saber se constituya en un formato contenedor que, conducido por un presentador y una presentadora, servirá de hilo conductor y reflejará la estrategia de selección de los contenidos, informará sobre las características de los documentos presentados y sugerirá su uso pedagógico y formativo, y alentará el debate sobre la necesaria actualización y modernización del sistema educativo en nuestro país.

En cuanto a los contenidos, desde La aventura se propone la reclasificación y una utilización provechosa de los archivos de TVE, así como una nueva visión de estos materiales audiovisuales, diferente a una simple reposición: un nuevo tratamiento del material, un nuevo enfoque y una nueva realización que permita, desde el contexto y la dimensión pedagógica, revalorizar una parte de los archivos de TVE, dando la oportunidad de realizar una lectura distinta de un material ya emitido, procurando un equilibrio entre el respeto a la obra original y las exigencias didácticas del programa.

Entre los documentos de previsible programación se encuentran los siguientes:

  1. Documentos y programas divulgativos de TVE ya emitidos y de fácil incardinación en el currículo.

  2. Cursos de idiomas y otras programaciones educativas.

  3. Obras de teatro y películas producidas por TVE o de las que se disponga de derechos de emisión.

  4. Entrevistas, informaciones, debates seleccionados entre la programación de TVE o preparados especialmente para el programa.

  5. Programas sobre aspectos básicos de la vida cotidiana de la ciudadanía, elaborados a partir del fondo documental de TVE o preparados especialmente.

FASES DEL PROYECTO

El Convenio establece que el perfil definitivo del programa se alcanzará en dos fases: la primera se caracterizará por una mayor presencia de programas comprados y por la utilización de programas del archivo documental de TVE; la segunda fase contará con mayor número de programas de producción propia orientados a los intereses de la audiencia.

En ambas fases se establece un tiempo destinado a un informativo diario y a una breve agenda cultural y, asimismo, se manifiesta la obligatoriedad de mantener la unidad temática diaria y, dentro de ella, programas diferentes para las distintas audiencias.

ORGANIGRAMA

  Se crea un equipo mixto integrado por profesionales de TVE y del Ministerio de Educación y Ciencia (docentes, preferiblemente con amplia experiencia en el uso de los medios audiovisuales como recurso didáctico) para el diseño, adecuación didáctica y realización del espacio. Tal equipo se ajusta a la siguiente estructura orgánica:
  1. El equipo de dirección del programa está compuesto por el director del programa (designado por el MEC y por TVE), el director adjunto (designado por el MEC), el subdirector del equipo de contenidos (nombrado por el MEC), el productor ejecutivo (por parte de TVE) y el subdirector del programa de TVE (designado por TVE).

    José Manuel Pérez Tornero, Isabel Alonso, Julio Lancho, Martín Cabañas y Eduardo Frances respectivamente fueron las personas que conformaron aquel primer equipo directivo.

  2. El equipo de evaluación y seguimiento del programa está integrado por personal externo y cuenta con la ayuda de dos asesores designados por el director.

  3. El equipo de contenidos está formado por personal del MEC y personal colaborador externo y será el encargado de elaborar las guías de contenidos, de coordinarse con los documentalistas y de supervisar los guiones audiovisuales

    El primer equipo de asesores de contenidos del MEC estaba compuesto por Jesús Molinero, José Areán, Paloma de Pablo, Ignacio Gordo, Carlos Valero, Antonio Molina, Francisco Poveda, Teresa Hernández y nuestra recordada Paz Gastaudi. Por otra parte, el Instituto de la Mujer designa a Ana Vargas para formar parte del asesoramiento del programa.

  4. Un equipo de documentalistas, conformado por personal de TVE.

  5. Un equipo de guionistas, aportado por TVE de entre su plantilla o contratado para este fin.

  6. Un equipo de producción, formado por personal de TVE.

  7. Dos realizadores. Se cuenta con un realizador permanente, como responsable del programa que se emite, y, además, con un realizador para cada una de las producciones propias que se determinen.

Se crea una Comisión de Seguimiento integrada por igual número de representantes del Ente Público y del MEC, cuya presidencia se alterna de forma periódica y que asume la responsabilidad de coordinar las acciones conjuntas, aprobar los planes anuales incluyendo los anexos presupuestarios y garantizar el cumplimiento de los compromisos adoptados en el Convenio.

Y, finalmente, el MEC se compromete a dotar con equipamiento informático al equipo del programa y se acuerda compartir al 50% los gastos de producción.
Primer Decorado del programa
 

En su primera etapa, bajo la dirección de José Manuel Pérez Tornero, profesor de Comunicación Audiovisual de la Universidad Autónoma de Barcelona, se opta por una sola presentadora (no por una pareja, tal y como estipulaba el Convenio) y se elige a María San Juan para desempeñar este cometido. Los contenidos, siguiendo escrupulosamente los términos del Convenio, se estructuran en forma vertical en áreas temáticas asignadas a distintos días de la semana e identificadas con términos reconocibles:
J.M. Pérez Tornero
 

Sobre el papel, el horario de emisión queda situado, como era de esperar, dentro de la franja matinal. Sin embargo, la duración del espacio no llega a concretarse en el documento inicial

En realidad, las primeras emisiones duran ciento veinte minutos, aunque con expectativas verosímiles de ampliar ese tope más adelante con documentos complementarios (conciertos, obras de teatro, documentales, debates, etc.). Esa tendencia, como veremos más adelante, nunca llega a cristalizar. Pero, a pesar de esas premisas y de las dificultades que planteaba un sistema organizativo nada habitual en Prado del Rey, el primer año arrojó un balance netamente positivo: se había cubierto gran parte de las expectativas en materia de contenidos, se habían tenido en cuenta destinatarios diversificados (incluido el sector docente), se había dado cabida a franjas informativas, a cursos de idiomas y a bloques de debate, y se había iniciado alguna serie de producción propia como Cita con la Tierra. La duración inicial del programa quedó en 90 minutos.

En la otra cara de la moneda, no pueden pasarse por alto algunas cuestiones:
  • El planteamiento inicial en torno a los destinatarios del programa encerraba una contradicción difícil de conciliar. Aunque el Convenio expresaba que la doble audiencia del programa no era excluyente y que iría conectada por “el puente que ofrece el tipo de lenguaje escogido por el programa, ágil y accesible”, en palabras de quien fue directora adjunta por parte del MEC, Isabel Alonso, se había elaborado “una parrilla dirigida a un público general con perfil
de mañanas y, a la vez, a la comunidad educativa, una parte de la cual nunca podría ver el programa ya que, aunque teóricamente le iba dirigido, se emitía en un horario en el que la mayor parte de profesores y alumnos se encontraban dando clase dentro de las aulas.” Naturalmente, el profesorado podía grabar el programa o los bloques de su interés para una explotación didáctica posterior, pero ello presuponía una información previa cuya mecánica no había sido inicialmente prevista.
  • El estilo –la ambientación, el lenguaje, el talante – fue calificado de excesivamente serio (pacato para algunos críticos). Esta falta de frescura y este temor a la transgresión (unas barreras que tradicionalmente se han asociado con lo cultural y educativo) contribuyeron sin duda a reducir la buena acogida del espacio por parte de los potenciales destinatarios.
  • El hecho de no haber delimitado con claridad las atribuciones de los profesionales de ambos sectores –o no haber corregido a tiempo las disfunciones- dio lugar a situaciones de solapamiento y a las consiguientes fricciones dentro del equipo.

    A pesar de las buenas intenciones iniciales, esa forma colegiada de trabajar entre sectores profesionales distantes en cuanto a los objetivos y a los métodos generó no pocas discrepancias que, poco a poco, desembocaron en una crisis cuya solución parecía exigir sustanciales cambios de carácter estructural y organizativo.