Me pregunto, por lo tanto, ¿qué pasaría
entonces si pensáramos las nuevas tecnologías de formas distintas?
¿Qué pasaría si nos acercáramos a ellas por
medio de la exploración y la experiencia? ¿Sería posible
intentar un abordaje fundamentado en sus potencialidades interactivas, en
su capacidad para la simulación, un abordaje que se apoyara en su
riqueza hipertextual y su flexibilidad para acercarse al conocimiento desde
distintos ángulos o puntos de entrada, basado en los perfiles cognoscitivos,
inclinaciones y potencialidades de los aprendices, sean éstos alumnos
o educadores? ¿Qué pasaría, en suma, si quisiéramos
convertir a las nuevas generaciones en usuarios
proactivos, en individuos con capacidad para comprender los fenómenos
y para crear en contextos tecnológicos, productivos y culturales
nuevos? ¿O es que debemos continuar fomentando el uso pasivo? ¿Qué
ocurriría si pensáramos nuestra sociedad, tal y como lo ha
sugerido Mitchel Resnick, en función del potencial creador que hacen
posible las nuevas tecnologías y no simplemente en función
de la acumulación de información?
Como es obvio, el desarrollo de una cultura digital amplia
y sólida es de gran trascendencia para individuos, países
y sociedades. El deseo de prepararse para el mundo del trabajo y las exigencias
que estas transformaciones imponen sobre los sistemas educativos, con
frecuencia nos llevan a obviar algunos aspectos fundamentales que deberían
caracterizar los nuevos contextos educativos, sobre todo en una época
como la actual en la que nos enfrentamos a una progresiva des-escolarización
de una gran parte de los aprendizajes. Entonces, es preciso preguntarnos
¿cuál es en este momento la función esencial que
debe cumplir la escuela? ¿Cuál es el papel, verdaderamente
insustituible que todavía está llamada a cumplir?
Por desgracia, no tenemos respuestas claras para todas
estas preguntas. Tampoco podemos esperar una solución uniforme
para todos los casos de aprendizaje abierto y todos los niveles de la
educación formal. Es necesario procurar que exista diversidad de
opciones. A pesar de esto, las siguientes reflexiones quizá puedan
servir como punto de partida para una discusión que, por su trascendencia
y complejidad, desborda las posibilidades de este artículo.
- Innovación o novedad: Para poder determinar
si las nuevas tecnologías constituyen una novedad o una innovación
sustantiva, es preciso establecer el uso propuesto o el aprovechamiento
sugerido. El carácter de novedad o de innovación educativa
depende, en definitiva, de la concepción a partir de la cual
haya sido diseñada la experiencia y de la forma en que el aporte
sustancial de la tecnología misma sea incorporado como elemento
potenciador de aprendizaje y desarrollo humano. Es importante observar
las formas en que las tecnologías digitales han sido incorporadas
a otras áreas del quehacer humano. En la Medicina, por ejemplo,
la incorporación de las tecnologías digitales ha traído
como consecuencia la transformación radical de los métodos
mismos, de las formas de hacer. Es preciso trabajar en esa dirección
en el ámbito educativo.
- El aprendizaje del acceso a la información: Es
necesario redireccionar la proa de nuestros esfuerzos hacia el aprendizaje,
hacia el desarrollo y la formación de los individuos, hacia la
incorporación de las tecnologías digitales como recursos
productivos y creativos en ambientes educativos estimulantes y rigurosos,
diseñados a partir de las necesidades e intereses de los sujetos
involucrados, y con el mayor nivel de conocimiento y experiencia posible
en relación con el potencial de las tecnologías. De ahí
la importancia de evitar la subutilización de los recursos o
la reducción o degradación de sus posibilidades.
- El aprendiz, la multiplicidad de abordajes y de puntos
de entrada: Toda aplicación educativa que pretenda un verdadero
aprovechamiento de las tecnologías digitales debe privilegiar
la centralidad del aprendiz. Y, según sea el caso, el aprendiz
puede ser el estudiante, el educador, o el ciudadano en términos
amplios. Es sorprendente que aún hoy sea necesario recordarlo.
Dado que las más recientes investigaciones y teorías cognoscitivas
insisten en la importancia de atender las diferencias individuales y
los distintos perfiles de inteligencia de los individuos, resulta imprescindible
crear ambientes educativos abiertos que permitan la exploración
y la intermediación de los aprendices en relación con
los contenidos, abordajes y ritmos dentro de los cuales se construirán
los aprendizajes. Las tecnologías digitales son particularmente
aptas para crear diseños pedagógicos con esta orientación.
Éste es, sin duda, un ámbito que ofrece grandes posibilidades
y donde hay todavía mucho que investigar, proponer, experimentar
y valorar.
- La información no es conocimiento: Es preciso
repetir una y otra vez que, como lo hemos reiterado aquí, la
información no es conocimiento; la presencia de ésta tampoco
lo garantiza. Una de las más grandes amenazas a la que nos enfrentamos
en estos tiempos de sobredosis de información es la todavía
limitada capacidad de los individuos para analizar, diferenciar y evaluar.
Para que la información se convierta en conocimiento se requiere
comprensión, articulación de ideas, asimilación,
captación de conceptos y desarrollo de la capacidad para aplicar
y actuar a partir de lo aprendido. El acceso a bases de datos y a bibliotecas
electrónicas no garantiza la formación o la comprensión.
- Importancia del desarrollo de capacidades: El tránsito
de la era industrial a la era digital ha traído consigo un marcado
abandono de las destrezas físicas asociadas al trabajo manual
repetitivo. Ha exigido, sin embargo, un fortalecimiento de la capacidad
intelectual, del procesamiento simbólico, al igual que mayores
niveles de abstracción, creatividad, flexibilidad y autonomía.
La era digital exige cada vez más "analistas simbólicos"
capaces de agregar valor y adaptarse a cambios constantes de manera
creativa y propositiva. Es en esta dirección en la que deben
apuntar nuestros esfuerzos.
En un mundo cambiante e inestable, es esencial centrarse en la formación
y en el desarrollo de capacidades más que en la estimulación
de destrezas puntales que están siempre sujetas a la obsolescencia.
Es preciso trabajar lo cognoscitivo, lo actitudinal y lo tecnológico
en un marco que promueva la productividad, la comprensión y la
eficacia.
- Importancia de la investigación: En general,
la comunidad internacional ha dado poca importancia a la investigación
sobre el aprendizaje mediado por Internet y por otras tecnologías
digitales. Es urgente que se dediquen recursos y esfuerzos a estudiar
cómo aprende la gente cuando lo hace en contextos cibernéticos.
La urgencia por materializar proyectos y aplicaciones no debe estar
desvinculada de los esfuerzos por comprender estos fenómenos
y por depurar las lecciones aprendidas a partir de la experiencia y
la reflexión. Por otra parte, cada tecnología tiene distintas
limitaciones y potencialidades. Hay que analizar los distintos recursos
digitales para determinar sus áreas de aprovechamiento y sus
deficiencias. Estos vacíos deben ser conocidos, explicitados
y, preferiblemente, compensados.
- Redefinición de las relaciones de poder: Las
tecnologías digitales y la creciente importancia que han adquirido
las destrezas creativas e intelectuales han traído como consecuencia
una redefinición de las relaciones de poder y de los esquemas
de trabajo. Hoy más que nunca resulta trascendental fomentar
en los individuos la capacidad para trabajar en forma colaborativa,
para conformar redes de aprendizaje y fundamentar el liderazgo en el
conocimiento, la interacción y la visión, más que
en el poder conferido por esquemas de autoridad tradicional.
- Redefinición del acceso: El "acceso"
no puede ser entendido simplemente como "contacto," cercanía
o disponibilidad material. Para que tenga valor en el contexto social
y educativo, el acceso debe incluir el desarrollo de capacidad efectiva
de las personas para lograr una interacción y un aprovechamiento
real. Sin embargo, se sobredimensiona la importancia del "acceso"
a la tecnología en detrimento de la formación para la
comprensión y uso crítico y creativo de la información
y los recursos que están disponibles en la Red. El concepto de
"acceso" debe ser redefinido.
- Lo digital es mucho más que Internet: El mundo
digital es mucho más que Internet. La poderosa presencia de la
Red hace olvidar, con frecuencia, que para integrarse al mundo digital
se requieren múltiples conocimientos, destrezas y habilidades,
muchas de las cuales no son de naturaleza tecnológica. No se
puede pensar que porque se tiene la conectividad se han resuelto todos
los problemas y se cuenta, por ese hecho, con todas las posibilidades.
Éste es un problema común de algunos políticos
y de algunos organismos internacionales. Aunque sea políticamente
correcto y valioso garantizar el acceso a la Red, es también
importante tener en cuenta que es posible programar actividades pedagógicas
de base tecnológica muy significativas que no necesariamente
demandan conectividad.
- Comunidades de aprendizaje y aprendizaje permanente:
Aún cuando pueda resultar obvio recordarlo, es necesario tener
en cuenta que progresivamente se conforma una sociedad en la que el
aprendizaje permanente es cada vez más una constante y en la
que los medios virtuales y telemáticos irremediablemente complementarán
los ambientes de educación presencial. La formación de
jóvenes y adultos estará cada vez más enriquecida
por formas de aprendizaje abierto que permiten la actualización,
la adquisición e intercambio de información y conocimientos
y el desarrollo de nuevas destrezas a lo largo de la vida. Esto será
particularmente importante en el medio laboral, donde las nuevas generaciones
aprenderán en la red de las más diferentes formas. De
distintas maneras se conforman comunidades de interés y grupos
de discusión y de intercambio.
- De la conectividad al "connectedness" de
las redes humanas: El énfasis excesivo en los aspectos tecnológicos
hace que con frecuencia se privilegie el componente de infraestructura-el
alambrado-y el componente de información u oferta de cursos.
El factor humano no puede ser obviado. Resulta esencial tener en cuenta
los aspectos asociados a la creación de interfaces y las consideraciones
relativas a los aspectos epistemológicos y sociales asociados
al aprendizaje y a la construcción de vínculos cognitivos
y nexos interpersonales que permitan la creación de redes humanas
significativas que hagan posible la interacción y el aprendizaje.
- Dimensión ética y desarrollo de valores:
Es preciso que desde la educación se asuma una reflexión
sobre los aspectos relacionales inherentes al nuevo desarrollo tecnológico
y humano, de manera que éste se dé en un marco de equidad,
respeto a la diversidad y a los derechos de los otros, así como
a las necesidades del ambiente ampliamente concebido. Lo tecnológico
y lo virtual es hoy también parte del hábitat humano.
Sin embargo, al igual que en el caso del ambiente natural, los recursos
tecnológicos son finitos y su aprovechamiento debe enmarcarse
en el contexto de principios y conductas que hagan posible no sólo
su progresiva democratización, sino también un uso provechoso
que sea personal y socialmente sano.
En suma, la innovación de fondo que las nuevas tecnologías
digitales podrían hacer posible, se ha visto más bien limitada
por dos razones esenciales: a) una visión educativa imperante que
es anacrónica y a la que se incorporan las nuevas tecnologías
justamente como elementos potenciadores de las limitaciones del paradigma
tradicional, y b) el desconocimiento del verdadero potencial de las tecnologías
como herramientas que permitirían replantear los procesos de enseñanza-
aprendizaje de manera radical.
Por ellas es necesario actuar con visión y dirección
para construir no sólo una nueva economía que permita a
los individuos y a los países producir en el mundo competitivo
y globalizado, como suele afirmar hoy una parte de la retórica
educativa de corte modernizante, sino también, y sobre todo, para
empezar a conformar una nueva cultura educativa y una sociedad más
articulada, equitativa y productiva de naturaleza distinta. Para lograrlo
es necesario actuar con visión y dirección. Y aquí
es donde frecuentemente enfrentamos las más serias limitaciones.
En los procesos de formación de las generaciones
nuevas, es imprescindible superar el paradigma centrado exclusivamente
en la "conectividad" y en el acceso a información. Estos
elementos, como dijimos, son condiciones necesarias pero no suficientes.
Es prioritario privilegiar el desarrollo de destrezas intelectuales y
creativas superiores, que pongan un énfasis en la comprensión,
en el conocimiento y en el desarrollo de la capacidad analítica,
creativa y productiva. Es preciso promover la interacción y el
intercambio que trasciende la mera conectividad y que fomenta lo que David
Johnston ha llamado el "connectedness" (2000), es decir, el
establecimiento de vínculos e interrelaciones entre personas y
organizaciones que permitan el flujo de ideas y privilegien la producción
colaborativa. Es esencial superar la centralidad que ha tenido todo lo
relativo al equipamiento y el interés por la digitalización
de contenidos que son simplemente "volcados" o "adaptados"
en forma superficial. Es necesario, además, superar la visión
lineal del desarrollo para abordar la tarea de formación de las
personas de manera sistémica, multidisciplinaria, dinámica
y permanente.
Las nuevas tecnologías -sean éstas
digitales, inalámbricas o bioinformáticas, o "de la
información y la comunicación"- pueden convertirse
en una moda, en algo que agregamos a lo existente, como una novedad relativamente
intrascendente. Si no logramos superar el paradigma centrado en la información,
es difícil que logremos impulsar los cambios medulares de naturaleza
cualitativa que todos buscamos. Al querer responder a los retos inminentes
que nos plantea esta era de las tecnologías digitales y las redes,
no podemos obviar el análisis y la reflexión. Nada más
peligroso. Es preciso centrar nuestra atención en los verdaderos
desafíos, en las áreas a las que hay que abordar de manera
transformadora, con la sabiduría de quienes tienen claro que los
cambios humanos toman tiempo y requieren de apoyo sostenido.
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